Para él no existía el día o la noche, pero en aquella ocasión se sentía cansado. Camina por el largo pasillo que comunicaba con todos los recuerdos de Alice, mesas que adornaban el techo, alguna lámpara por el suelo… todo estaba como siempre. Suspiró algo cansado de la monotonía, sabía que debía aguardar el lugar, que era el guardián de aquel mundo y no iba a permitir que nadie ni nada lo estropeara.
Llegó a la pequeña habitación en la que en un rincón habían todo de cojines, haciéndole así una pequeña cama, y un conejo de peluche de grandes ojos colgado de un hilo. Se tumbó en los cojines y con las largas zarpas se puso a jugar con aquel peluche, sabía que allí nada más había tranquilidad.
-Cheshire se aburre… - comentó dándole un pequeño golpe al peluche, el cual se balanceó un tanto.
Llegó a la pequeña habitación en la que en un rincón habían todo de cojines, haciéndole así una pequeña cama, y un conejo de peluche de grandes ojos colgado de un hilo. Se tumbó en los cojines y con las largas zarpas se puso a jugar con aquel peluche, sabía que allí nada más había tranquilidad.
-Cheshire se aburre… - comentó dándole un pequeño golpe al peluche, el cual se balanceó un tanto.